Mis Benditos Escritos.

 



Sí supieras tú, que no he entregado cada línea, pensamiento y pasión, 

En mis benditos escritos.

Soy, mi dulce lector, un ser insaciable,

Alguien con un espíritu torrencial que juzga, perdona y entrega,

Y después de allí, tal vez entonces, cree algo más.

Sí, mi querido confidente.

También he llorado, reído y soñado, y también me he desanimado.

Soy tan mortal como tú, pero también una rareza, 

Un cuento de las interminables páginas de la red.

Porque recito poesía, histeria, blasfemias y salmos.

Canto en silencio con letras orquestales sin ni siquiera un saxofón de fondo,

Pero resuena, y recrea eco en los interminables pilares del mundo,

Como un coro de ángeles mudos que altera las vibraciones.

Continuaré pues; ultrajando doncellas, desarrollando príncipes y anhelando la razón,

Y con cada hoja que se llene y exhale más pasión en versos inextensibles

Cubiertos de fervor inocente, de pasión elocuente y malicia coherente,

Descargaré sus tensiones sobre los orgasmos visuales que generaré desde sus cerebros

Con la sustancia de mis líneas,

Hasta que sus cerebros celebren en paz durante el candor de la noche,

La dicha de encontrarme en sus encuadernaciones llenando sus estanterías,

Mientras me consumo en sus interlocutores con sus voces mentales,

Arañándoles las cortezas cerebrales, mientras leen cada palabra, cada historia e idea

Que atravesó mi psique como una estrella fugaz,

Segregando la combinación química que robará sus hipotálamos,

Como un amante incontenible, como un desliz apetecible, como una droga irresistible.


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