Cherry.
Entra, deja que te observe.
Las curvas sutiles siempre fueron apetecibles,
Y el rojo de las mejillas demasiado provocativo.
Entonces, deja que te palpe y dame un gusto.
Las Delicatessen saben mejor a solas, y tienes para
más de una ocasión.
Moja esos labios con un poco de Fondue, y gime.
Los mordiscos leves me erizan la piel, pero me gusta
que lo hagas fuerte.
Porque entro, y me arropas, me tienes, me ajustas las
sienes.
Entonces me bamboleo, te acaricio, te consumo.
¡Ah, Cherry!
La música de tu arco resuena, y me mareo cuando te
poseo.
Cada cántico que enerva la atmósfera es un concilio
con los dioses,
Y la espesura suave de tu cavidad me produce
escalofríos.
Deja que mi estirpe ramifique tu interior,
Deja que el cúmulo se desborde.

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