Hay una voz en mí que me seduce eternamente, A veces encuentro al dueño de tan excitante voz, A veces lo vislumbro, Y por ese pequeño intervalo de tiempo, Entiendo todo cuanto una vez quise comprender. Emprendo un viaje en el espejo, Aquella voz me dice su nombre, lo canta en silencio, Y con sus ojos marrones me dice que es sincero. Yo no le entiendo, pero le escucho. Cada palabra me cuenta algo que no encontré en la película del mundo, Y cada línea me otorga entendimiento del mismo. Ahora quiero retenerle, quiero guardarle, Pero como una mentira de la primavera se esfuma del reflejo, Pero su susurro se queda. A veces lo escucho a lo lejos, me indica que le gusta como me visto; Las líneas que escribo; las mujeres que me rodean; y los bienes que adquiero. A veces me perturba en las noches, me da ideas para mis libros y discutimos sobre arte. Wilde lo seduce sobremanera, yo prefiero a Whitman, Y ambos concordamos con Anne. Entendemos que la belleza de lo efímero, radica en la etern...