El invierno no es para los latinos.
Durante la noche del solsticio la farola del bosque dejó de iluminar el sendero, La nieve cayo pálida y triste como las lagrimas que produce una herida, Tú me viste arrojar leña a la chimenea y los guijarros que se desprendieron del río sirvieron como base y las llamas iluminaron tus ojos. Yo te vi sonreír con melancolía, Y tu recuerdo juvenil evocó sobre mi mente imágenes de un pasado distante. Tus botas de piel me parecieron curiosas, Y tu abrigo de piel sintética me pareció cruel, Te cubría demasiado y estaba acostumbrado a verte sin él. El té se enfrió como el bosque mismo, Y los destellos de la primavera en donde nos habíamos amado se esfumaron con la última hoja verde, Y los pétalos que había utilizado para acariciarte el abdomen, Se habían marchitado dentro de los frascos que creaste como infusiones de agua de rosas, Los mismos que habían decorado la alcoba del mismo color rojo con el cuál te pintabas los labios. Pensé pues que te despedirías con el mismo murmullo silencioso y f...